Ambivalencia y variabilidad simbólica del color

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No es nuestro aparato sensorial lo que ha cambiado, sino nuestra percepción de la realidad, que activa nuestros conocimientos, nuestro vocabulario, nuestra imaginación, e incluso nuestros sentimientos, y todo eso ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Todo es ambivalente en el mundo de los símbolos, ¡y especialmente en el de los colores! Cada uno de ellos se desdobla en dos identidades contrapuestas. 
M. Pastoureau; D. Simonnet (2006). Breve historia de los colores


Todo es ambivalente en el mundo de los símbolos
Todo es ambivalente en el mundo de los símbolos

El papel simbólico

En la cultura europea occidental los colores han tenido y continúan teniendo un papel simbólico significativo. Pero la interpretación de los significados del color no es estable, cambia según el contexto y varia con el tiempo. Vivimos en una cultura de raíz grecorromana, modelada por el cristianismo y reinventada por la emergencia de las sociedades industriales y la Ilustración.

Las concepciones filosóficas del mundo, los símbolos y las controversias religiosas, la búsqueda y las teorías científicas, la producción de tintes y pigmentos, la práctica artística, la elaboración de códigos de comunicación y la moda son algunos de los elementos que han configurado y modifican los usos y las interpretaciones del color.

Las concepciones simbólicas sobre el color han evolucionado a lo largo de la historia pero también en cada momento histórico las interpretaciones son diversas. El simbolismo es ambivalente y una cosa se puede convertir en su contraria, y el contexto y la carga interpretativa pueden variar el significado del color.

Es el contexto, es la cultura. lo que determina  la temperatura de  los colores.
¿Colores fríos? 

Color y temperatura

Uno de los temas más controvertidos en relación con la influencia psicológica del color es si estos influyen en nuestra percepción de frío o calor. Entre el final del siglo XIX y principios del XX se fue forjando una distinción según la cual los colores en torno al rojo podrían considerarse "colores cálidos" y los colores en torno al azul "colores fríos". Rudolf Arnheim menciona esta distinción y expone una teoría propia, no contrastada experimentalmente, como advierte, según la cual lo que marca la temperatura no es el color principal sino el color hacia el que "se desvía" (1). Si se desvía hacia el azul transmite la sensación de frío y si lo hace hacia el rojo transmite la sensación de calor.

Experimentos, colores, frío, calor

Johannes Itten, artista y profesor de los estudios preparatorios de la Bauhaus, refuerza la argumentación sobre la distinción cálido-frío haciendo referencia a un supuesto experimento en el que personas situadas en una habitación pintada de rojo tardaban más a tener sensación de frío que dentro de una habitación pintada de azul (2). Rastrear el origen de este experimento se hace difícil porque Itten no cita la fuente.

Las pocas referencias nos remiten a un experimento realizado por P. C. Berry en 1961 (3) para determinar las relaciones entre la percepción de la temperatura de una habitación y el color de la luz que la iluminaba. En este experimento se iba subiendo la temperatura de la habitación hasta que los sujetos participantes no la encontraban confortable. No se detectó una correlación entre el nivel de calor tolerado y el color con que se iluminaba la habitación (4). Pero cuando, después del experimento, se pedía a los participantes que situaran en un ranking los colores según el calor que transmitían, estos ponían el rojo como el más caliente y el azul como el más frío.

Es el contexto, es la cultura. lo que determina  la temperatura de  los colores.
¿Colores cálidos? 

En 1972 Corwin A. Bennett y Paule Rey pidieron a 21 estudiantes que valoraran su sensación de confort respecto a la temperatura mientras utilizaban gafas claras o coloreadas de rojo o azul. No detectaron correlaciones entre los cambios de tono de las gafas y la sensación de confort (5).

En 1980 Thomas C. Greene y Paul A. Bell (6) repitieron un experimento similar en el  Departamento de Psicología de la Universidad de Colorado. Expusieron 144 personas (mitad chicos y mitad chicas entre estudiantes voluntarios de la universidad) a cuatro niveles diferentes de temperatura en tres posibles habitaciones con paredes pintadas de diferentes colores (rojo, azul y blanco). Del análisis de los formularios rellenados por los participantes interpretaron que tanto la temperatura como el color tenían una influencia en la sensación de confort, pero que el color de la habitación no influía en la sensación de temperatura.

¿El color no influye en nuestra sensación sobre la temperatura?

Estos experimentos parecen sugerir que el color no influye en nuestra sensación sobre la temperatura ambiental. Pero en cambio parece que las personas relacionan unos determinados colores con el calor y otras con el frío. ¿De dónde viene esta relación? ¿Es algo "que llevamos dentro" desde que nacemos o es una construcción cultural?

George A. Morgan, Felix E. Goodson y Thomas Jones, del National Institute of Child Health and Human Development de EEUU, hicieron en 1975 un experimento para intentar responder a esta pregunta. Pedían a niños y jóvenes de diferentes edades (tres grupos de doce personas de 6, 12 y 18 años) que tocaran un tubo del que iban variando la temperatura (4 ° C, 23 ° C, 35 ° C y 45 ° C). Los proyectaban recuadros de diferentes colores y les pedían que relacionaran la sensación que sentían con uno de los colores proyectados. Una mayoría significativa de los jóvenes de 18 años relacionó el rojo con la sensación de caliente, el amarillo con cálido, el verde con frío y el azul con helado. Del grupo de niños de 12 años sólo cerca de un 30% dio unas respuestas similares, a excepción del rojo, que más del 80% relacionaron con caliente. En cambio, entre los niños de 6 años no encontraron relaciones significativas.

Esto les llevó a concluir que las asociaciones entre temperatura y color se basan en las convenciones culturales que son aprendidas gradualmente entre la preadolescencia y la adolescencia (Morgan, Goodson y Jones, 1975).


Ni fríos ni cálidos antes del siglo XVIII

Históricamente, según John Gage, las referencias escritas de identificación del azul como color frío y el rojo como color cálido no se encuentran antes del siglo XVIII. Goethe ya había introducido en la Teoría de los colores de 1810 (7) la oposición cálido-frío en su mesa de polaridades sobre el color, pero si bien ponía el azul en el polo frío, en el extremo cálido ponía el amarillo y no el rojo.

También según John Gage, el primer sistema cromático que utiliza coordenadas de frío y caliente sería el publicado por George Field en 1835.  En 1852 Sir Joshua Reynolds, elogiando la práctica pictórica de Rubens y los venecianos, utilizaba ya con naturalidad los adjetivos caliente y frío para los colores.

la oposición cálido-frío


Conclusión

El esquema rojo-caliente / azul-frío parecería, pues, que no tiene una base neurológica o innata y que habría sido construido socialmente en la historia reciente de la cultura occidental. Pero son unas categorías que han obtenido un éxito y una aceptación muy amplios, hasta tal punto que mirando atrás a otras culturas tenemos que hacer un gran esfuerzo para imaginarnos que las cosas pudieran ser de otra manera.



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Fuente
(c) Fundació per la UOC. Alba Ferrer, David Gómez, Jordi Alberich 2010. Creative Commons Reconeixement Compartir Igual 3.0-es.


Referèncias bibliogràficas
  1. R. Arnheim (1998). Arte y percepción visual (ed. revisada; ed. original 1954). Madrid: Alianza Editorial.
  2. J. Itten (2002). Arte del color. Mèxic: Limusa / Noriega Editores.
  3. P. C. Berry (1961). "Effect of colored illumination upon perceived temperature." Journal of Applied Psychology (núm. 45, pàg. 248-250).
  4. G. A. Morgan; F. E. Goodson; T. Jones (1975). "Additional considerations concerning the effects of «warm» and «cool» wall colours on energy conservation. Age differences in the associations between Felt Temperatures and Color Choices". American Journal of Psychology.
  5. C. A. Bennett; P. Rey (1972). "What's so hot about red?". Human Factors (vol. 14, pàg. 149-154).
  6. T. Greene; P. A. Bell (1980). "Additional considerations concerning the effects of «warm» and «cool» wall colours    on energy conservation" [en línia]. [Data de consulta: setembre de 2009].  <http://www.informaworld.com/smpp/content~db=all~content=a775979763>
  7. J. W. von Goethe (1992). Teoría de los colores (ed. original 1810). Javier Arnaldo (introducció). Madrid: Dirección General de Bellas Artes y Archivos / Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales / Consejo General de la Arquitectura Técnica de España. 

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4 comentarios

  1. Interesantísimo post!

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  2. muy interesante pero me gustaría saber sobre los colores secos y húmedos
    si porfi

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    1. Los colores rojizos, naranjas y amarillos son colores secos, desérticos y nos evocan a paisajes otoñales, son áridos, sólidos y estáticos.

      Los colores húmedos nos recuerdan los colores de los bosques y en ellos el color dominante es el verde en toda su gama,son ligeros, ágiles y estables.

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